La dominación cartaginesa

La llegada de los pueblos púnicos a las Baleares y a la Península se enmarca en el contexto de la larga serie de hostilidades que mantuvieron Cartago y Roma, las dos mayores potencias mediterráneas, cuya idéntica política expansionista y cuyos intereses económicos similares necesariamente provocaron su enfrentamiento bélico. La rivalidad entre cartagineses y romanos sucedió así en el mismo marco a la tradicional entre fenicios y griegos.

Un viejo tratado entre Cartago y Roma, varias veces renovado, delimitaba las respectivas zonas mediterráneas de influencia y comercio de cada potencia. El territorio ibérico quedaba dentro de la órbita cartaginesa, y de hecho se constataba la presencia púnica en él, así como de iberos, en los ejércitos cartagineses desde tiempos remotos. La primera de las llamadas Guerras Púnicas (264-241 a.C.) determinó la pérdida para Cartago de Sicilia y, poco después, Cerdeña y su endeudamiento con Roma y con sus propios ejércitos mercenarios. En esta situación, Cartago, necesitando compensar sus pérdidas territoriales y obtener recursos para satisfacer a sus acreedores, hubo de desplazarse hacie el Occidente por la costa africana, penetrar profundamente en la Península y ocupar las Baleares.

Las tierras ibéricas, las más productivas de la zona y acaso las más similares a la añorada Sicilia, interesaban como fuente de recursos económicos, pero también desde el punto de vista estratégico, y para asegurarse aquéllos y mantener esta posición los cartagineses, bbajo la dirección de los Bárquidas, iniciaron una sistemática ocupación del territorio, cuya mitad sur aproximadamente quedó bajo su dominio. Pero a los cartagineses tampoco les preocupaba la transformación de los pueblos indígenas, de sus tradiciones y costumbres, que fueron respetadas en la medida en que no lesionaban sus intereses.

Seguros de su poder y posibilidades, los cartagineses, que no habían desechado la idea de recuperar los territorios perdidos y de ocupar Italia, incumplieron un nuevo tratado que les obligaba respecto de Roma a no rebasar la frontera del río Ebro. Al rearme cartaginés siguió la ofensiva de sus poderosos ejércitos, pero las hazañas de Aníbal y sus triunfos parciales no bastaron para lograr sus propósitos. Finalmente, derrotados los cartagineses en la segunda Guerra Púnica (entre los años 206 y 201 a.C.) y perdidas sus importantes bases peninsulares, se rompió el equilibrio político en el Mediterráneo entre Roma y Cartago a favor de la primera, y con ello se abrió una nueva era bajo el signo del predominio romano.

Y en este contexto bélico se registra por primera vez la presencia militar de los romanos en suelo hispano. Sucedió en el año 218 a.C., cuando Cneo Cornelio Escipión desembarcó con su ejército en Ampurias para cortar por la retaguardia los suministros, vitales para las tropas cartaginesas que hacían la ruta de los Alpes. Ese momento marca el comienzo de una nueva etapa histórica.

Fuente:
Manual básico de Historia del Derecho (Temas y antología de textos)
Enrique Gacto Fernández
Juan Antonio Alejandre García
José María García Marín